"El desarrollo es un viaje con más náufragos que navegantes"
Epílogo del segundo capítulo de "Las venas abiertas de América Latina", cuya primera edición data de 1971, pero que si lo leés hoy, sigue estando dentro de contexto.
La lucha latinoamericana por pertenecer a un grupo que alguien, un día, decidió catalogar como "Desarrollado, sub desarrollado y en vías desarrollo", y nos mostraron un montón de items a seguir o cumplir y todos hemos corrido tras esas reglas.
Isabell Allende, en "Mi país inventado", critica la idea chilena de querer parecerse a todo costo a Inglaterra, alegando que ellos nunca han aceptado lo que son: Una mezcla rara de razas.
Argentina, y la gran mayoría de los países latinoamericanos, hemos intentado a lo largo de la historia lo mismo que Chile: Entrar en otra categoría. Una categoría que se re categoriza constantemente, que nos pone límites y que nos explica qué hacer y porqué debemos actuar para llegar al objetivo (Aunque la historia nos cuente que avanzando como nos dicen, en realidad retrocemos hacía lo que nunca seremos).
Esos pasos a seguir, no los pone el almacenero de la esquina, ni siquiera el dueño del banco. Los pone el famoso Fondo Monetario Internacional, el banco Mundial, y todas las multinacionales que, detrás de una intención loable de querer convencernos de que debemos cambiar la categoría para ¿Estar mejor? ¿Para ser felices?, pero que en el fondo, en realidad, lo único que pretenden es manejarnos bajo un único plan, todo sistemático, igualando para abajo.
Toman nuestras bases como si los araucanos chilenos y los ranqueles argentinos fueses una misma cosa: "indios". Como si los inmigrantes Portugueses y Españoles que sentaron nuestros precedentes fueses solo "Europeos con buenas intenciones".
Sí, llevamos más de seiscientos años pensando que éramos los malos. Nos creímos el cuentito.
Sí, queremos parecernos al mismo grupo de países que exterminó personas sólo porque eran de otra religión, que llevó adelante dos Guerras Mundiales, que oculta el genocidio de Rogatica y que nos disfraza el conflicto de la Franja de Gaza bajo un mero lema religioso, o que nos dicen que en el Congo son pobres e ignorantes cuando la realidad indica que ellos son los mismo que meten las AK-47 de contrabando para armar a los Hutus y a los Tutsis (mientras ellos se quedan con el Coltán- Eso que hace que tu aparato electrónico funcione-).
Sí, como mundo seguimos creyendo que ellos son los buenos, y nosotros los malos.
Por eso seguimos prendados a entidades como el FMI, por eso seguimos bajo en mando de las multinacionales, las mismas que nos manda a consumir para conseguir la felicidad pero que nos la prohíbe porque no sabemos ser un "país del primer mundo".
No importa qué dice en sus postulados, el cómo educar, en el ver si seguimos o no las líneas que nos bajan. Importa que el Mundo se rige bajo una reglas que nos inventaron.
Algún día, quizá, nos demos cuenta que "copiar y pegar" nunca fue solución de nada. Pero eso se logra creando mentes libres, y para crear mentes libres, tiene que haber una educación que le de las herramientas y las condiciones. Pero en educación, hacemos lo que aprendimos: Copiamos y pegamos lo que nos dicen.
Personalmente no pierdo las esperanzas de que otras generaciones puedan pensar con libertad, que dejen de rezarle a la televisión, y que puedan ser críticos con la realidad. Para eso debemos de entender sobre qué bases estamos parados.
Epílogo del segundo capítulo de "Las venas abiertas de América Latina", cuya primera edición data de 1971, pero que si lo leés hoy, sigue estando dentro de contexto.
La lucha latinoamericana por pertenecer a un grupo que alguien, un día, decidió catalogar como "Desarrollado, sub desarrollado y en vías desarrollo", y nos mostraron un montón de items a seguir o cumplir y todos hemos corrido tras esas reglas.
Isabell Allende, en "Mi país inventado", critica la idea chilena de querer parecerse a todo costo a Inglaterra, alegando que ellos nunca han aceptado lo que son: Una mezcla rara de razas.
Argentina, y la gran mayoría de los países latinoamericanos, hemos intentado a lo largo de la historia lo mismo que Chile: Entrar en otra categoría. Una categoría que se re categoriza constantemente, que nos pone límites y que nos explica qué hacer y porqué debemos actuar para llegar al objetivo (Aunque la historia nos cuente que avanzando como nos dicen, en realidad retrocemos hacía lo que nunca seremos).
Esos pasos a seguir, no los pone el almacenero de la esquina, ni siquiera el dueño del banco. Los pone el famoso Fondo Monetario Internacional, el banco Mundial, y todas las multinacionales que, detrás de una intención loable de querer convencernos de que debemos cambiar la categoría para ¿Estar mejor? ¿Para ser felices?, pero que en el fondo, en realidad, lo único que pretenden es manejarnos bajo un único plan, todo sistemático, igualando para abajo.
Toman nuestras bases como si los araucanos chilenos y los ranqueles argentinos fueses una misma cosa: "indios". Como si los inmigrantes Portugueses y Españoles que sentaron nuestros precedentes fueses solo "Europeos con buenas intenciones".
Sí, llevamos más de seiscientos años pensando que éramos los malos. Nos creímos el cuentito.
Sí, queremos parecernos al mismo grupo de países que exterminó personas sólo porque eran de otra religión, que llevó adelante dos Guerras Mundiales, que oculta el genocidio de Rogatica y que nos disfraza el conflicto de la Franja de Gaza bajo un mero lema religioso, o que nos dicen que en el Congo son pobres e ignorantes cuando la realidad indica que ellos son los mismo que meten las AK-47 de contrabando para armar a los Hutus y a los Tutsis (mientras ellos se quedan con el Coltán- Eso que hace que tu aparato electrónico funcione-).
Sí, como mundo seguimos creyendo que ellos son los buenos, y nosotros los malos.
Por eso seguimos prendados a entidades como el FMI, por eso seguimos bajo en mando de las multinacionales, las mismas que nos manda a consumir para conseguir la felicidad pero que nos la prohíbe porque no sabemos ser un "país del primer mundo".
No importa qué dice en sus postulados, el cómo educar, en el ver si seguimos o no las líneas que nos bajan. Importa que el Mundo se rige bajo una reglas que nos inventaron.
Algún día, quizá, nos demos cuenta que "copiar y pegar" nunca fue solución de nada. Pero eso se logra creando mentes libres, y para crear mentes libres, tiene que haber una educación que le de las herramientas y las condiciones. Pero en educación, hacemos lo que aprendimos: Copiamos y pegamos lo que nos dicen.
Personalmente no pierdo las esperanzas de que otras generaciones puedan pensar con libertad, que dejen de rezarle a la televisión, y que puedan ser críticos con la realidad. Para eso debemos de entender sobre qué bases estamos parados.
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